Culto al Corazón de Jesús

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.
 



 

MEDITACIÓN
 

CULTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


EL CORAZÓN DE JESÚS
PRESENTACIÓN.


El corazón sigue siendo símbolo de conocimiento y amor mutuo, de donación y entrega. El Corazón de Jesús es una realidad, y también un símbolo de amor que pide correspondencia.

A la luz de la fe.

A la luz de la fe, el Corazón de Jesús forma parte de su naturaleza humana, substanciamente unida a la divina en la realidad de una sola Persona. Sólo en este contexto tiene valor y sentido la adoración y el culto al Corazón de Jesús.

El Corazón de Jesús es así, símbolo de todo lo que en Cristo hay de amor, invitando a profundizar en su conocimiento y a una mayor intimidad de amor y reparación. Este sería el contenido de una verdadera devoción al Corazón de Jesús.

Vivir el misterio del amor de Dios.


Ante todo, necesitamos vivir el misterio del Amor de Dios. Tenemos las claves para ello. “Dios es Amor, y el que vive en el amor, permanece en Dios y Dios en él” (1Ş Jo. 4, 16) “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará y vendremos a él y en él haremos morada” (Jo. 14, 23) “żNo sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?” (1Ş Cor. 3, 16) “No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros y habéis recibido de Dios y que por tanto no os pertenecéis” (1Ş Cor. 6, 19) En una palabra, necesitamos vivir en estado de gracia santificante para poder experimentar el amor que Dios nos tiene, simbolizado en el Corazón de su Hijo y en sus latidos palpitantes.

La Adoración del Corazón de Jesús.

Adorar al Corazón de Jesús es adorar a la Persona de Cristo, misterio substancial de unión en el Amor porque el Corazón, parte de la naturaleza humana, está substancialmente unido a la naturaleza divina en la realidad de una sola Persona.
Adorar al Corazón de Jesús es entrar en la intimidad de sus sentimientos por medio de la oración como “trato de amistad”. Entonces descubrimos por qué nos muestra su Corazón envuelto en fuego, coronado de espinas, pidiendo AMOR Y REPARACIÓN.

Amar al Corazón de Jesús.

El Corazón de Jesús simboliza todo el amor que nos tiene y pide correspondencia, especialmente de los llamados a ser sus amigos. Esto quiere decir que hemos de dejarnos amar por Él, para poder responder a su amor. Dejarnos penetrar de los sentimientos de su Corazón que ama, perdona, alivia, consuela, muere, resucita… porque “Nadie tiene mayor amor que éste de dar uno la vida por sus amigos” (Jo. 15, 13) Supone también, que hemos de dar testimonio de los sentimientos del Corazón de Jesús porque “Yo os he dado ejemplo para que vosotros hagáis también como yo he hecho” (Jo. 13, 15). O sea, amar a los demás con los sentimientos del Corazón de Jesús.

El Corazón de Jesús, centro de gravedad.

El Corazón de Jesús simboliza dónde está nuestro centro de gravedad. Por lo tanto, hemos de ordenar la vida y jerarquizar valores, dando a Dios lo que es de Dios. Poder respirar en medio de tanto aire enrarecido, realizando la justa dimensión de las cosas.

El Corazón de Jesús, causa de unidad.

El Corazón de Jesús recuerda a los hombres dónde está el secreto de la unión porque levantado en lo alto, atrae a todos hacia sí, nos congrega en la unidad y es causa del amor entre los hombres y de la paz entre los pueblos.

El Corazón de Jesús, modelo de virtudes.

El Corazón de Jesús es modelo de virtudes. Nos pide aprendamos de Él y le imitemos siendo humildes, obedientes, pobres, justos, pacíficos, amando, perdonando…

El Corazón de Jesús pide reparación.

El Corazón de Jesús pide REPARACIÓN por tanto pecado personal y social. Dios debe ser amado, y no es amado. Se intenta vivir como si Dios no existiera. “Reparar es amar por los que no aman, y amar más por las veces que nosotros hemos amado menos”. Exigencia de reparación simbolizada por la corona de espinas que circunda su Corazón.

Conclusión.

Que el Inmaculado Corazón de María nos enseńe a responder con nuestra entrega al amor que su Hijo nos manifiesta en su Corazón y a repara nuestros pecados. Que Ella nos introduzca en los secretos del Corazón de Jesús.

 



 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.