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     MEDITACIONES 
      PARA EL AÑO LITÚRGICO 
      
      Guía 
      didáctica apropiada para  
      Sacerdotes, Religiosos y Catequistas. 
      
       
  
       
      
       
  
      
      JUEVES SANTO 
      
		 
      
       
       
       
      
      
		  
       
       
      
		VISITAS A LOS MONUMENTOS 
      
        
      
      
      
      
      Con María, acompañamos a Jesús en su presencia 
		misteriosa pero real en el Sagrario, donde se encuentra REALMENTE 
		PRESENTE con su CUERPO, SANGRE, ALMA Y DIVINIDAD. Hacemos las visitas a 
		los Monumentos como expresión de amor y agradecimiento, y nos postramos 
		ante Él en reverente actitud de adoración y reparación. Es el misterio 
		que hoy celebramos: Cristo instituye la Eucaristía, renovación incruenta 
		del Sacrificio del Calvario; Cristo instituye el Sacerdocio, que asegura 
		la celebración eucarística en el tiempo; Cristo promulga el precepto del 
		amor fraterno. 
        
      
      
      
      ORIGEN Y 
		SIGNIFICADO 
		
      
      Al término de la Misa de Jueves Santo «In Coena 
		Domini», que conmemora la institución de la Sagrada Eucaristía y del 
		sacerdocio de la Iglesia, el tabernáculo queda vacío en memoria de la 
		muerte de Jesús. Se hace entonces la reserva del Santísimo Sacramento en 
		un lugar especial, tradicionalmente denominado «Monumento». 
		 
		De esa manera, desde la noche de Jueves Santo hasta la Misa de 
		Resurrección los sagrarios de todas las iglesias quedan sin hostias, 
		para mejor simbolizar la trágica ausencia de Nuestro Señor “crucificado, 
		muerto y sepultado”. No obstante, con su insuperable tacto maternal, la 
		Iglesia introdujo en esos días la costumbre de guardar o reservar en un 
		lugar aparte las hostias consagradas, necesarias para administrar la 
		Eucaristía a los fieles que desearan comulgar en Viernes Santo. Fue ése 
		el origen remoto de la ceremonia del traslado del Santísimo Sacramento 
		al “Monumento”. 
		 
		Con el paso de los siglos la traslación adquirió un carácter solemne, 
		realizándose de modo procesional, acompañada de cánticos eucarísticos 
		como el "Tantum Ergo", célebre himno compuesto por Santo Tomás de 
		Aquino. Llegados al pie del Monumento —un altar o capilla previamente 
		acondicionado para acoger al Pan del Cielo— en medio de las plegarias y 
		del incienso, los fieles se turnaban, como lo hacen hasta hoy, en actos 
		de adoración continua a Jesús Sacramentado. 
  
      
      LA 
		TRADICIÓN: DESDE ROMA AL MUNDO ENTERO 
      
      
      Más tarde surgió la costumbre de visitar siete 
		Monumentos, en la noche de Jueves Santo y en la mañana del día 
		siguiente. Se sabe que esta excelente forma de unirse al Salvador en su 
		Pasión fue introducida en Roma en el siglo XVI por 
		San Felipe Neri, 
		fogoso apóstol que atraía multitudes, para contrarrestar la decadencia 
		moral acarreada por el Renacimiento. Él tuvo la idea, secundada por 
		Papas y numerosos cardenales, de organizar visitas a siete históricas 
		iglesias romanas: las cuatro Basílicas principales (San Pedro, Santa 
		María Mayor, San Pablo extramuros y San Juan de Letrán), y las iglesias 
		de San Lorenzo, Santa Cruz y San Sebastián. 
  
		
      
		  
		
       
		Rápidamente la costumbre se propagó por todo el orbe católico. En las 
		más diversas ciudades se realizaban... los venerables cabildos en sus 
		catedrales, los presbíteros en sus parroquias, los religiosos y 
		especialmente las monjas de clausura en sus iglesias, se disputaban cada 
		cual la mejor manera de glorificar la Presencia Real en el Monumento. 
		Para ello decoraban los tabernáculos con la mayor riqueza y esplendor de 
		que eran capaces, obras que conjugaban el arte, la devoción y el 
		ingenio, algunas verdaderamente monumentales, para cobijar al Rey de 
		Reyes. 
		 
		Ya fuese por verdadera piedad sacramental, o a veces por fervor de 
		simple tradición, los templos y las calles se llenaban de feligreses, en 
		un trajín que transformaba la noche en día. Tal costumbre ha llegado 
		hasta nosotros, menguada por el laicismo en algunos sitios y sacudida 
		por la decadencia religiosa. Sin embargo, ella es una manifestación que 
		vive en nuestros, como aquella “mecha que aún humea” de la que nos habla 
		el Evangelio (cf. Mt. 12, 20) y que debemos recuperar por amor a Nuestro 
		Señor Jesucristo. 
  
      
      
      RAZÓN DE LAS SIETE VISITAS Y CÓMO HACERLAS 
		
       La Visita a los Monumentos se practica desde 
		la tarde del Jueves Santo a la mañana del día siguiente (ya que en la 
		tarde del Viernes Santo, después de las funciones litúrgicas 
		conmemorativas de la Muerte del Salvador, se consumen todas las hostias 
		del Monumento y la iglesia queda sin Santísimo, en recuerdo de la 
		tragedia del Gólgota) 
		 
		 
		Los siete recorridos de Nuestro Señor. 
		 
		Lo esencial de las visitas es recorrer siete iglesias, en memoria de los 
		siete recorridos que hizo Nuestro Señor Jesucristo, desde el Cenáculo 
		hasta el lugar del suplicio final, el Monte Calvario. 
		 
		Ese número corresponde a las siguientes estaciones por las que pasó 
		Nuestro Señor Jesucristo durante su cautiverio: 
		
			
			1) Desde el Cenáculo hasta el huerto de 
			Getsemaní;  
			
			2) Del huerto hasta el palacio de Anás; 
			 
			
			3) Del palacio de Anás al tribunal de Caifás;
			 
			
			4) Del tribunal de Caifás al pretorio (palacio 
			de gobierno) de Pilatos;  
			
			5) Del pretorio de Pilatos al palacio del rey 
			Herodes;  
			
			6) Del palacio del rey Herodes (de vuelta) al 
			pretorio de Pilatos;   
			
			7) Del palacio de Pilatos al monte 
			Calvario.  
			 
  
		 
		
		Las siete efusiones de su Sangre. 
		 
		Igualmente las visitas honran las siete efusiones de Sangre del 
		Salvador, reviviendo los diversos momentos en los que el Señor Jesús 
		derramó su sangre por nuestra redención: 
		
			
			1) La circuncisión;  
			
			2) El sudor de sangre en el huerto de 
			Getsemaní;  
			
			3) La flagelación;  
			
			4) La coronación de espinas;  
			
			5) Cargando con la cruz camino del Calvario;
			 
			
			6) Sus manos y pies traspasados por los clavos 
			en la crucifixión;  
			
			7) Su Corazón perforado por la lanza de 
			Longinos. 
  
		 
		
		Qué meditar, qué pedir... 
		 
		En cada estación
		se hace una breve meditación 
		sobre el respectivo traslado de Nuestro Señor o efusión de su Sangre, y 
		delante del Monumento se rezan: 
		
			
			 ∆
			Cinco Padrenuestros, 
			Avemarías y Glorias, en acción de gracias por la institución de la 
			Sagrada Eucaristía,  
			
			∆ 
			Más un sexto Padrenuestro, Avemaría y 
			Gloria por las intenciones del Romano Pontífice. 
  
			
			
                                      
        
		 
		
		 
		Además se pide a Dios por el precio de la 
		Pasión de su Hijo, y por la intercesión de la Santísima Virgen: 
		 
		- Que nos libre de los siete pecados capitales. 
		 
		- Que nos conceda las siete virtudes (Teologales: fe, esperanza y 
		caridad; Cardinales: justicia, prudencia,  fortaleza, 
		templanza). 
		 
		- Y nos dé los siete dones del Espíritu Santo. (sabiduría, 
		entendimiento, consejo, temor de Dios, ciencia, fortaleza, piedad, el 
		santo temor de Dios). 
		 
		No pudiendo visitar iglesias diferentes, se puede cumplir con esta 
		devoción entrando y saliendo de un mismo templo eclesial.
  
  
      
        
		 
		Monumento del Jueves Santo 
  
      
      Invocación 
      mariana.  
      María,
      mujer eucarística, atráenos irresistiblemente hacía la Eucaristía 
      Sacrificio, Comunión, Tabernáculo. Enséñanos a ser testigos del amor de 
      Cristo hasta el extremo, amando a todos los hombres como hermanos. 
       
  
      
        
           
       
        
               
       
       
       
          
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