El Adviento con María

La Inmaculada Concepción

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.


 
 




MEDITACIÓN

 

INMACULADA CONCEPCIÓN
DE SANTA MARÍA VIRGEN

CICLO C

 

La Palabra de Dios nos ayuda a meditar en las cualidades que adornan a la Inmaculada Virgen María, en la gracia excepcional que recibe, al se privilegiadamente redimida por Cristo-Redentor, y en las virtudes heroicas que practica.

 

PRIMERA LECTURA. Génesis, 3, 9-15. 20.

El plan de Dios.

La primera lectura orienta nuestra mirada a Dios, Origen y Padre de la familia humana. Dios funda el primer hogar en Adán y Eva. Lo destina a la perfección en la verdad y en el amor. Pero, la familia original altera el plan de Dios rompiendo el orden a la verdad y amor sobrenaturales. Es el pecado original.

Dios -Amor misericordioso- se compadece de la familia humana y anuncia su restauración.
 

El lugar de María.

María será la nueva Eva, la nueva Madre, portadora de las hostilidades entre la verdad y el error, entre el bien y el mal; y portadora del triunfo porque el Redentor nacerá de Ella por obra del Espíritu Santo.

María, la nueva Eva, sigue estando en el centro de las hostilidades que no cesan y que hoy, particularmente, afectan a la verdad y al amor.

María, la nueva Madre de la familia humana, sigue siendo portadora del triunfo porque sigue ofreciendo el misterio de Cristo y repitiendo: Haced lo que El os diga (Cf. Jo. 2, 5).
 

Invocación mariana.

Virgen Inmaculada: Tu invitación sigue resonando como clave del triunfo del bien sobre el mal. Enséñanos cómo abrir las puertas del corazón a Cristo, a su vida, a su gracia, haciendo lo que El nos dice.

SEGUNDA LECTURA. Efesios, 1, 3-6. 11-12.

María, la primera redimida.

María es la primera redimida y Madre de los redimidos. Somos familia de Cristo porque somos, con María, la familia de los redimidos.

Siguiendo la doctrina de San Pablo podemos afirmar que, en Cristo, somos la familia de los bendecidos en la gracia sobrenatural; de los elegidos para ser santos; de los destinados a ser hijos adoptivos de Dios para alabanza de su gloria.
 


 

Todos somos bendecidos, elegidos y destinados en Cristo. María lo es de forma única y privilegiada. Por eso es Inmaculada Concepción. No contrae el pecado original, es la llena de gracia, especialmente bendecida por el Señor.

Nosotros somos los bendecidos por la gracia del Bautismo que perdona el pecado original; los elegidos para ser santos por la fidelidad a la gracia bautismal; los destinados a alcanzar la plenitud como hijos adoptivos del Padre.
 

María modelo de fidelidad.

María es la Virgen Inmaculada, absolutamente fiel al don de la gracia que recibe privilegiada y excepcionalmente. Es modelo de nuestra fidelidad al don de la gracia bautismal.

Nosotros necesitamos alimentar la fidelidad por los sacramentos, especialmente la Reconciliación y la Eucaristía; potenciarla por la virtud sobrenatural; hacerla respirar por la oración, estimularla por la generosidad en el sacrificio; protegerla por una filial devoción a María Inmaculada.
 

Invocación mariana.

Virgen fiel, Inmaculada Concepción: enséñanos a ser fieles a los medios de santificación y perseverancia que Cristo, tu Hijo nos ofrece en la Iglesia. Es posible vivir la pureza si somos fieles a los medios sobrenaturales.

 

TERCERA LECTURA. San Lucas, 1, 26-38.

El camino de María.

Contemplamos a María Inmaculada, la llena de gracia, en el misterio de la Encarnación. Ella no tiene miedo. Es prototipo de valentía que dice al anuncio del ángel y se entrega en fe a su misión de ser Madre-Virgen; espera ciegamente el cumplimiento de la palabra de Dios apoyada en la gracia divina; se entrega sin condiciones en esclavitud de amor.
 

Nuestro camino.

Hemos de recorrer el camino marcado por Dios Creador y Redentor. María es la Estrella que ilumina nuestro itinerario de fe, esperanza y caridad. Cultivemos la fe como adhesión a la Palabra y a la Vida que es Cristo en la Iglesia. Cultivemos la esperanza recorriendo el camino apoyados en los medios sobrenaturales que Cristo nos ofrece. Cultivemos la caridad teologal con el conocimiento, amor e imitación de Cristo que se hizo hombre, murió en la cruz y resucitó para santificarnos. Invoquemos a María, también con el rezo del Rosario en familia para queElla nos obtenga las gracias que necesitamos.

 

Invocación mariana

Nos confiamos a la materna intercesión de María Inmaculada. María: Tú eres la Madre del amor hermoso, la Estrella que guía con seguridad nuestros pasos al encuentro del Señor. La humilde doncella de Nazaret que ofreces al mundo el Verbo encarnado. Te necesitamos, Madre Inmaculada. Nos consagramos totalmente a Ti.


  


 

    


 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.