Domingo 28º del Tiempo Ordinario

- CICLO B -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.

 


 

 DOMINGO VIGÉSIMO OCTAVO – CICLO B
                 
 

      Meditamos los misterios del Rosario con María. Ella nos ayuda a profundizar en el conocimiento, amor e imitación de Cristo. Cristo es la revelación de la Sabiduría de Dios. Participar de la vida de  Cristo es participar de la Sabiduría de Dios.

 

 

PRIMERA LECTURA. Libro de la Sabiduría 7, 7-11.
 

La Sabiduría divina.
 

      Dios es la Sabiduría divina que se revelará plenamente en Jesucristo. Por lo tanto, poseeremos dicha Sabiduría en tanto cuanto participemos de la vida de Dios por la gracia que Cristo nos ofrece.
 

      Necesitamos acudir a la oración para que Dios nos conceda participar de la Sabiduría divina. Dice la Palabra de Dios: Invoqué (al Señor) y vino a mí un espíritu de sabiduría.
 



 

Valor de la Sabiduría divina.
 

      La Sabiduría divina es superior a los cetros y a los tronos, y en su comparación, las riquezas de este mundo no valen nada. No le equiparé la piedra más preciosa, porque todo el oro a su lado es un poco de arena, y junto a ella la plata vale lo que el barro. La preferí a la salud y a la belleza...
 

      La Sabiduría es luz que ilumina el recto obrar. Su resplandor no tiene ocaso. Es fuente del verdadero bien y  de la riqueza que no se agota.

Invocación mariana.
 

      Santa María: Tú eres Sede de la Sabiduría porque eres Madre de Dios. Alcánzanos la participación de la Sabiduría de Dios que nos permita obrar rectamente según el querer de Dios.

 

 

SEGUNDA LECTURA. Hebreos 4, 12-13.
 

Propiedades de la Sabiduría divina.

      La Sabiduría divina se ha ido revelando progresivamente a través del Antiguo Testamento hasta llegar a Jesucristo en el Nuevo Testamento. Es la Palabra de Dios.

      La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante...todo está patente y descubierto a los ojos de Aquel, a quien hemos de rendir cuentas.

      La Palabra de Dios es eternamente viva porque es la vida misma de Dios. Abrirnos a la Palabra es abrirnos a la Sabiduría divina y alcanzar la salvación.

      La Palabra de Dios es eficaz porque se ha de cumplir en todas las cosas. Si guardamos la Palabra, recibimos el espíritu de la Sabiduría para hacer la voluntad de Dios en todo.
 

      La Palabra de Dios es penetrante porque penetra nuestro interior. Participamos así de la Sabiduría que nos enseña a vivir siempre en la presencia de Dios que ha de juzgar nuestra buenas obras.

Invocación mariana.
 

      Santa María siempre  acogedora de la Palabra e inundada de la Sabiduría divina. Enséñanos a oír la Palabra, a guardarla en el corazón, como el mejor modo de participar de la Sabiduría para vivir siempre en la presencia de Dios tratando de agradarle en todo.

 

 

TERCERA LECTURA. San Marcos 10, 17-30.
 

Los caminos de la Sabiduría.
 

      Nosotros somos los redimidos. Participamos de la Sabiduría divina por el don de la gracia santificante que recibimos en el Bautismo. ¿Cómo recorrer el camino de la Sabiduría?
 

      Es la pregunta que le plantean a Jesús: Maestro bueno, ¿Qué hacer para heredar la vida eterna?. Jesús plantea una doble respuesta marcando el camino necesario y el camino de consejo.
 



 

El camino necesario.
 

         El camino necesario es guardar los Mandamientos dictados por el mismo Dios en el Antiguo y ratificados por Cristo.
 

       Los Mandamientos son camino necesario para la salvación: contienen las principales normas de la moral según las cuales, las obras humanas adquieren el carácter de bien o de mal, esto es, se conforman  o no con la Sabiduría.

El camino de consejo.
 

      El joven responde a Cristo: Maestro, he cumplido los Mandamientos desde mi infancia. Jesucristo le propone un camino de consejo: vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo y luego sígueme.
 

       Es el camino opcional de perfección evangélica, de seguimiento del  estilo de vida del Maestro. Es la llamada a la vida consagrada como estado de perfección ... la respuesta ha de ser plenamente consciente y libre.

 

Invocación mariana.
 

      Santa María: modelo de fidelidad al camino que Dios te ha marcado. Tú vida es un sí sostenido a la Sabiduría que te penetra y te conduce. Enséñanos a recorrer el camino de la Sabiduría según el querer de Dios que es el camino de nuestra salvación y santificación.        

 




 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.