Domingo 23º del Tiempo Ordinario

- CICLO C -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.
 



 

DOMINGO VIGÉSIMO TERCERO – CICLO C
                 
  

         En la escuela de Maria, conocemos los designios de la Sabiduría de Dios que nos han sido revelados en Jesucristo. Son designios de amor y misericordia que buscan nuestra salvación.

 

PRIMERA LECTURA. Libro de la Sabiduría, 9, 13-19.

El conocimiento humano.        

         Tenemos dificultad para conocer con certeza las ciencias humanas y sus leyes. Nuestros conocimientos humanos son limitados y falibles. Dice el Libro de la Sabiduría: Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano.
 

El conocimiento de las cosas del cielo.

         ¿Pues quién rastreará las cosas del cielo, quién conocerá los designios de Dios? La mente humana no puede conocer los designios de Dios con sus propios medios. Necesitamos que Dios nos haga partícipes de su Sabiduría enviando (su) Santo Espíritu desde el cielo. Es como un anuncio profético del Pentecostés.
 


 

La acción del Espíritu Santo.

         El Espíritu Santo nos hará partícipes del don de la Sabiduría divina para intuir lo íntimo de Dios bajo el velo de la fe: conocer el misterio de Dios Creador y Redentor, adorarlo en su eterna unidad y en su eterna trinidad, entrar en la comunión trinitaria por la gracia de Cristo Redentor, ser hijos adoptivos de Dios y herederos de la gloria.

         Con la presencia y la acción del Espíritu Santo ordenaremos rectamente nuestra vida desde Dios y hacia Él, aprenderemos a agradar a Dios haciendo su voluntad y caminaremos sabiamente hacia nuestra salvación.
 

Invocación mariana.

         Santa María: Tú participas privilegiadamente de la Sabiduría divina porque eres Madre de Dios. Alcánzanos el don del Espíritu Santo para alcanzar la Sabiduría que necesitamos para conocer a Dios en fe, para vivir sólo para Él hasta alcanzar la plenitud del conocimiento – la plena visión -  de Dios en el cielo.

 

SEGUNDA LECTURA. Filemón 9b-10. 12-17.

San Pablo, reflejo de la Sabiduría de Dios.

         San Pablo refleja la Sabiduría de Dios en su incansable labor apostólica predicando a Jesucristo y, centralmente, su Pasión, Muerte y Resurrección. Algo que sólo se explica por la presencia y acción del Espíritu Santo.

         La carta a Filemón refleja una cualidad de la Sabiduría divina: el amor de Dios Padre. San Pablo está en la cárcel y su martirio está cercano. En la prisión ha engendrado espiritualmente a Onésimo al que ama entrañablemente como un padre a su hijo. Le preocupa el futuro de su hijo espiritual. Por eso, le pide a su discípulo Filemón que reciba a Onésimo como a un hermano querido. Si yo lo quiero tanto, cuánto más lo has de querer tú como hombre y como cristiano. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí mismo.

         San Pablo está reflejando la Sabiduría divina en el ejercicio de la paternidad espiritual amando con el amor de Dios.
 

Nosotros, reflejo de la Sabiduría divina.

         Nosotros hemos recibido el don del Espíritu Santo en el Bautismo y hemos sido fortalecidos en el mismo Espíritu por la Confirmación. Estamos capacitados para reflejar la Sabiduría divina creciendo en el conocimiento de Jesucristo y dando testimonio de Él. Estamos capacitados para reflejar la paternidad espiritual en el ejercicio del sacerdocio entregados a la salvación de las almas y a darnos amor fraterno como hijos adoptivos de Dios.
 

Invocación mariana.

         Santa María: eres reflejo de la Sabiduría del Padre porque eres Madre de la misma Sabiduría. Por eso, conoces y amas a Cristo de modo excepcional y nos abres el camino para entregarnos a Él. Enséñanos cómo llenarnos de la Sabiduría de Dios que nos ha sido dada en Jesucristo y como reflejarla en nuestra vida.

 

TERCERA LECTURA. San Lucas 14, 25-33.

Cómo ser discípulo de la Sabiduría.

         Hemos de optar por el seguimiento de Cristo si queremos ser discípulos de la Sabiduría. Seguir a Cristo, ser sus discípulos, es optar por el Evangelio que es el libro de la sabiduría para nosotros.

         Seguir a Cristo y ser fieles al Evangelio es anterior y superior a todo bien humano e incluso a sí mismo. Ser discípulo de Cristo supone estar dispuesto a cargar la cruz de cada día: el trabajo, las dificultades, la enfermedad, la muerte… en comunión con Cristo en la Cruz, cátedra de la Sabiduría.
 


 

Cómo construir la Sabiduría.

         Para construir el edificio de la Sabiduría y ser discípulos de Cristo,  hemos de poner cimientos sólidos como el constructor que desea construir una torre.

         La respuesta de Cristo es tajante: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío. O sea, hemos de liberarnos de las esclavitud de los bienes materiales para ser discípulo de Cristo y adquirir la verdadera sabiduría.
 

Invocación mariana.

         Madre de la divina Sabiduría y discípula predilecta de Cristo. Enséñanos a dar el primer lugar a Dios por encima de todos los bienes creados y a liberarnos de la esclavitud de este mundo para estar en condiciones de adquirir la verdadera Sabiduría que nos marca el camino de la santificación.

 



 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.