Domingo 16º del Tiempo Ordinario

- CICLO C -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.
 



 

DÉCIMO SEXTO DOMINGO – CICLO C
                 
 

         La Virgen María nos ayuda, en la meditación de los misterios del Rosario, a contemplar al Dios-Amigo que sale a nuestro encuentro en Jesucristo para que lo acojamos en nuestras almas y le demos lo mejor de nosotros mismos.

 

PRIMERA LECTURA.  Génesis, 18, 1-10ª

El Dios Amigo.

         Dios Amigo sale al encuentro de su fiel amigo Abrahán. Éste  acoge a Dios: le abre las puertas de su casa y de su corazón, le ofrece hospitalidad, descanso, agua y alimentos exquisitos.

         Dios corresponde abriendo las puertas de su misterio: es la teofanía o signo de su vida íntima. Es el Dios que habla bajo el signo de tres los hombres. Es el signo de la eterna Unidad y de la Eterna Trinidad. Es el signo visible de Dios,  principio y el origen de todas las cosas. Es un momento culminante de la Revelación divina.

         Dios bendice a Abrahán y Sara, ya ancianos, y les promete que tendrán un hijo. Es la manifestación del poder de Dios. Es signo del hijo que nacerá de María Virgen por obra del Espíritu Santo. Es signo de Jesucristo, revelación del poder y del amor de Dios a cada hombre y a cada mujer. Es signo del Dios-Amigo que sale al encuentro de cada uno de nosotros.
 


 

Nuestra actitud.

         Dios es el Amigo que sale a nuestro encuentro en Jesucristo por obra del Espíritu Santo. Abramos las puertas del corazón para acoger a Cristo y servirlo, siguiendo el ejemplo de Abrahán.
 

Invocación mariana.

         Santa María: cuando Dios Amigo se acerca a tu corazón, se lo abres de par en par y te entregas totalmente a su servicio como la fiel esclava en el amor. Enséñanos cómo abrir nuestras puertas al Dios Amigo, cómo ofrecerle nuestra vida y cómo entregarnos a su servicio.

 

SEGUNDA LECTURA. Segunda Colosenses 1, 24-28.

El anuncio de Jesucristo.

         Jesucristo es la revelación del poder, del amor y de la misericordia de Dios. Es el Dios Amigo que sale a nuestro encuentro para salvarnos. Por eso se hace hombre por obra del Espíritu Santo, nace de María Virgen, anuncia el Reino, muere en la Cruz y resucita al tercer día.

         Es el mensaje que predica San Pablo: Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo… que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria… Nosotros anunciamos a ese Cristo. Que todos lleguen al conocimiento y al amor de Cristo.
 

Acoger a Jesucristo.

         Acoger a Jesucristo es acoger al Dios Amigo. Por eso, le abrimos las puertas del corazón al amigo que nos ofrece la salvación, el perdón de los pecados, la gracia, los sacramentos...

         Necesitamos conocer a Cristo, amarlo, imitarlo, darlo a conocer con el testimonio de nuestra vida, con las palabras... a ejemplo de San Pablo que sufre  por la Iglesia y la salvación de los hombres, completando los dolores de Cristo.
 

Invocación mariana.

         Santa María: Tú eres la Corredentora, que en comunión con Cristo, te ofreces por la salvación de los hombres. Enséñanos cómo abrirnos al Dios que se hace nuestro amigo en Jesucristo, cómo dejarnos amar por Jesucristo, cómo entregarnos a las exigencias de su amor y cómo ser sus testigos en la Iglesia y ante el mundo.

 

TERCERA LECTURA.  San Lucas,  10, 38-42

Marta y María son ejemplos a imitar.

María es modelo de corazón abierto a Cristo.

         María es modelo de corazón abierto: Sólo una (cosa) es necesaria. María ha escogido la parte mejor.

         María se pone a los pies de Jesús: lo escucha, acoge su palabra. Es lo más importante. Significa la dimensión contemplativa que es el principio para obrar según el Evangelio. Es el alma del apostolado.

         Necesitamos espacios contemplativos para acoger a Cristo, a su Evangelio, a la Iglesia. Necesitamos de la lectura meditada de la Palabra de Dios y de la oración personal como trato íntimo de amistad con Dios...
 


 

Marta es modelo de entrega a Cristo.

         Marta es modelo de entrega  porque recibió a Jesús en su casa y se puso totalmente a su servicio con solicitud: Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio.  La actitud de Marta brota del amor entrañable a Cristo.

         El que conoce y ama a Cristo, se entrega a su Persona y a la causa de su Reino. Por eso, es apóstol en la familia, en el trabajo, en el servicio directo a la Iglesia en la catequesis,  en la caridad, en las misiones...
 

Invocación mariana.

     María: eres Madre y Corredentora, modelo de donación total y de servicio a Cristo, tu Hijo. Enséñanos cómo hacer de nuestra vida, donación y servicio de amor de amistad para Cristo.

        



 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.