Domingo 13º del Tiempo Ordinario

- CICLO C -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.
 



 

DÉCIMO TERCER DOMINGO – CICLO C
                 
 

La meditación de la vida de Cristo en el Rosario nos muestra la fidelidad del Hijo, obediente al Padre hasta la muerte y muerte de Cruz y cómo nosotros somos llamados en el Hijo para hacer la voluntad del Padre. Es el misterio de nuestra vocación.

 

PRIMERA LECTURA. Libro primero de los Reyes 19, 16b. 19-21.

La vocación de Eliseo.

El Libro de los Reyes narra la vocación de Eliseo como profeta por medio de Elías: El Señor dijo a Elías: Unge como profeta sucesor a Eliseo. Elías salió al encuentro de Eliseo que estaba trabajando con doce yuntas de bueyes, pasó a su lado y le echó encima su manto. Hecho simbólico que significa la llamada de Dios.

Eliseo respondió sí al instante, se despidió de sus padres y de su gente, se desprendió de su trabajo y dejándolo todo, siguió a Elías y se puso a sus órdenes, viviendo pobremente en el desierto.
 


 

Figura del Nuevo Testamento.

La vocación de Eliseo por medio de Elías es imagen del Nuevo Testamento. Cristo, según los designios de Padre, llamará a los Apóstoles para que, dejándolo todo, le sigan, sean de los suyos y vivan su estilo de vida.

Nosotros, también seremos llamados por Cristo en el Bautismo, para dejar todo lo que no sea Él para seguirlo y conformar nuestra vida con el Evangelio.
 

Invocación mariana.

Santa María, Madre del Sí al plan del Padre para ser Madre virginal de Cristo. Madre del Sí sostenido desde Nazaret hasta el Calvario como Esclava de amor. Enséñanos cómo hacer de toda nuestra vida un sí Padre, por medio de Jesucristo, en el amor del Espíritu Santo.

 

SEGUNDA LECTURA. Gálatas, 4, 31b-5, 1. 13-18.

Seguir a Cristo no hace libres.

Seguir a Cristo nos hace libres. Cristo nos da la libertad con su pasión y muerte porque nos libera de la esclavitud del pecado. Es la libertad de los hijos de Dios, fruto de la gracia santificante. Por lo tanto, hemos de ser fuertes para perseverar en el bien y en la gracia, poniendo los medios sobrenaturales para ello. Entonces, somos libres.
 

La libertad se manifiesta en el amor.

La verdadera libertad se manifiesta en el amor fraterno. Nada de odios, ni divisiones, ni envidias, ni murmuraciones… viviremos como hermanos, hijos de Dios, porque toda ley se concentra en esta frase: amarás al prójimo como a ti mismo.
 

Viviendo según el Espíritu.

Se trata de vivir según el Espíritu Santo, no según los criterios del mundo. El Espíritu Santo nos alienta a ser fieles a Cristo en la Iglesia, a vivir según el Evangelio, a perseverar en la gracia santificante, a ser testigos del amor de Dios.
 

Invocación mariana.

Santa María: Madre de la verdadera libertad porque eres la Madre de Cristo, Madre del amor que se entrega sin medida, Esposa del Espíritu Santo por tu fidelidad sin condiciones. Enséñanos a vivir la libertad de los hijos de Dios, a vivir en el amor y a ser fieles a las exigencias del Espíritu Santo.

 

TERCERA LECTURA. San Lucas 9, 51-62.

La libertad de Jesús.

Jesús, libremente, se dirige hacia Jerusalén para dar cumplimiento al designio del Padre: "cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén”

Es el tiempo del cumplimiento de la voluntad del Padre: que Cristo tenía que morir por nosotros los hombres y por nuestra salvación. El tiempo de la obediencia hasta la muerte.

Es el tiempo de la manifestación del amor y de la misericordia: Nadie tiene amor mayor que éste de dar uno la vida por sus amigos (Cf. Jo.15, 13).

Tiempo del gran perdón. Es la plenitud de los tiempos (Cf. Gal. 4,4). Es la plenitud del amor y la misericordia.
 


El seguimiento de Jesús.

Mientras iban de camino, le dijo uno: Te seguiré a donde vayas. Jesús responde que para seguirlo, hay que ser libres como Él que no tiene donde reclinar la cabeza. Seguir a Cristo supone quedar liberado de la esclavitud de los bienes de este mundo y ordenarlos rectamente.

Jesús dijo a otro discípulo: sígueme. Jesús llama y exige un seguimiento incondicional, libres de condicionamientos humanos y afectivos. Jesús es lo primero y está por encima de todo.
 

Nuestro seguimiento de Jesús.

Jesús, por propia iniciativa, nos ha llamado a la vida cristiana por el sacramento del Bautismo que hemos recibido en la Iglesia. Nosotros respondemos sí, día a día, según nuestro estado de vida. Tratamos de hacer de nuestra vida un sí para Cristo en la Iglesia, ante el mundo. El seguimiento de Jesús en la Iglesia es anterior y superior a todo amor e interés humanos, incluso a nuestra propia vida.
 

Invocación Mariana.

Santa María del Sí sostenido, libre y valiente, a Cristo, desde la Encarnación. Enséñanos cómo vivir la libertad de los hijos de Dios, cómo ser fieles a Cristo en la Iglesia y cómo ser valientes para confesar nuestra fe sin condicionamientos humanos.

 




 

 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.