Domingo 11º del Tiempo Ordinario

- CICLO B -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.

 



 

DÉCIMO PRIMER DOMINGO – CICLO B
                 
        

         La meditación de los misterios del Rosario nos ayuda a crecer en el conocimiento, amor e imitación de Cristo, a tomar conciencia de que estamos injertados en Él por la gracia santificante y a crecer en la vida sobrenatural, esto es, en la santidad.

 

PRIMERA LECTURA  Ez.17. 22-24.

El profeta Ezequiel.

         El Profeta presenta a Dios bajo la imagen de labrador. Arranca la rama tierna del alto cedro y la planta en la cima del monte más elevado y la cuida para que eche brotes y dé frutos abundantes.

Sentido cristológico. 

          La rama tierna hace referencia a Cristo. Ha sido tomado de lo alto, plantado en el monte de la salvación para producir los frutos de la redención. "Y el Verbo se hizo hombre, por nosotros los hombres y por nuestra salvación".

         Los frutos del árbol de la redención somos nosotros, los redimidos por Cristo.

Invocación mariana.

         Santa María: Tú eres fruto maduro, excepcional, del árbol de Cristo Redentor porque eres la llena de gracia. Enséñanos cómo ser fruto maduro conservando la vida y el vigor de la gracia santificante.

 

SEGUNDA LECTURA 2Cor, 5, 6-10.

Somos los injertados en Cristo.

         Nosotros somos los injertados en el árbol que es Cristo, por el sacramento del Bautismo. Participamos de la savia de su gracia y entramos en comunión con Él.

         Por lo tanto, estamos llamados a la plena madurez en Cristo. Unirnos progresivamente a Él, hasta alcanzar la plenitud en el Cielo. Tratar de agradarle en todo: “en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarle” y vivir “junto al Señor”

         Hemos de esforzarnos superando  las dificultades del camino, confiando en Él.  Vencer el cansancio, la lucha  y la monotonía del destierro, perseverando en la gracia, lejos del pecado. Vencer la obscuridad de la fe y las ideologías contrarias, por la fidelidad a Dios y a sus Mandamientos en la Iglesia. Poner nuestra confianza en el Señor que nuca falla  si le somos fieles.

Invocación mariana.

         Virgen del Rosario, eres modelo de fidelidad y crecimiento en tu unión con Cristo. Enséñanos a permanecer fieles a Cristo, tu Hijo. Que permanezcamos unidos a Él, siempre y en toda circunstancia.

 

TERCERA LECTURA. Mc. 4, 26-34.

La Enseñanza de Cristo.

         La enseñanza de Cristo sintetiza la doctrina que venimos exponiendo. Somos simiente plantada en Cristo por el sacramento del Bautismo, que ha de ser cultivada y  crecer como el grano de mostaza.

         La semilla es la gracia santificante que hemos de cultivar por los sacramentos, la virtud, la oración, el sacrificio, la devoción filia a la Virgen, también con el Rosario y ofrecer los frutos del testimonio en medio del mundo, cada uno según el don de la vocación que ha recibido.

Invocación mariana.

         Santa María del Rosario: Tú eres semilla privilegiada por ser la Madre de Cristo que creces en total fidelidad y entrega a tu misión de Madre Virgen. Enséñanos a perseverar creciendo sobrenaturalmente según el don de vocación que hemos recibido.


 



 

 

 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.