Domingo 3º del Tiempo Ordinario

- CICLO B -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.

 




 

TERCER DOMINGO – CICLO B


 

La Virgen María nos ofrece el rezo, meditación y contemplación de los misterios de Cristo en el Rosario como medio para obtener la gracia de la conversión. Todos necesitamos de conversión. Nos acogemos a la ternura, a la misericordia, a la bondad y al amor de Dios

 

PRIMERA LECTURA. Jonás, 3, 1-5. 10

La llamada a la conversión.

Desde el Antiguo Testamento, la humanidad recibe insistentemente la llamada a la conversión y a preparar los corazones para acoger al Salvador. La predicación de Jonás es un claro exponente.

El Profeta recibe la Palabra del Señor: Levántate y vete a Nínive, la gran capital. y pregona allí el pregón que te diré... Jonás caminó durante un día pregonando: Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada.

Nínive es el prototipo bíblico de una gran ciudad, mundana y frívola, inmersa en el pecado. Es figura de grandes sectores de nuestra sociedad actual. Es, también, llamada de conversión para nosotros. Los que viven las exigencias de la fe, a un renovado fervor. Los que viven en la mediocridad, a un encuentro de vida comprometida con Cristo en la Iglesia. Los que viven apartados por el pecado mortal a salir de esa situación e incorporarse a la vida sobrenatural.
 

La conversión.

El castigo al pecado amenazaba a la ciudad de Nínive. Pero los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno, y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Cuando vio Dios sus obras y cómo se convertían de su mala vida, tuvo piedad de su pueblo el Señor, Dios nuestro.

Cuando contemplamos la amenaza de guerra y la crueldad del terrorismo, la división de las familias, las diversas formas de erotismo, el materialismo condicionante ... Dios nos sigue llamando a la penitencia y a la conversión.

Responder a la llamada de penitencia quiere decir: acercarse a la Confesión individual, pedir perdón del pecado, iniciar una vida nueva en el cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Dios ... vivir según las exigencias de la fe recibida en el Bautismo.
 

Invocación mariana.

María: Tú eres nuestra Madre, solícita por la salud espiritual de tus hijos. Por eso, nos invitas a rezar el Rosario para obtener la gracia de la conversión. Enséñanos a salir de la mediocridad y del pecado, y a vivir en gracia.
 


 

SEGUNDA LECTURA. Primera Corintios 7, 29-31.

Vivir en actitud de conversión.

Hemos de vivir en actitud permanente de conversión porque el momento es apremiante. Nos lo recuerda San Pablo: Os digo esto: el momento es apremiante ... porque la presentación de este mundo se termina. Sí, este mundo se termina. La muerte nos acecha. No sabemos el día, ni la hora ni el modo.

El apóstol nos traza un programa que parece duro. En realidad se trata de inculcar con fuerza que hemos de establecer el recto orden y la debida subordinación de la vida temporal a los bienes de la salvación eterna, esto es, a la voluntad de Dios.
 

Vivir según el plan de Dios.

Vivir en actitud de conversión es tratar de responder al plan de Dios sobre la humanidad y sobre cada uno de nosotros. Los planes de Dios son siempre planes de amor, de misericordia, de santificación, de salvación. Por lo tanto, responder al plan de Dios es hacer de nuestra vida una respuesta de amor.
 

Invocación mariana.

Santa María del Rosario, Virgen-Madre entregada al plan de Dios en cuerpo y alma desde la Encarnación hasta la Cruz, enséñanos cómo acoger el plan de Dios, cómo abrirnos a su proyecto de amor y cómo entregarnos sin reserva.

 

TERCERA LECTURA. San Marcos, 1, 14-20.

La predicación de Jesús.

Jesús comienza su predicación con una fuerte llamada a la conversión: Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertios y creed la Buena Noticia.


 

Acoger la predicación de Jesús.

Si queremos acoger a Cristo por la gracia, hemos de comenzar oyendo su palabra que nos invita a la conversión. Hemos de convertirnos y vivir en actitud de continua conversión para recibir el don de la fe y ser partícipes del Reino de Dios. O sea, se nos pide la conversión, esto es, dejar el pecado, y la fe como adhesión de todo nuestro ser y obrar a la Persona y a las enseñanzas de Jesús. Y esto, de forma permanente y siempre válida.

Es lo que nos sigue describiendo el Evangelio. Simón y su hermano Andrés responden a la llamada de Dios. Jesús les dice Venid conmigo y os haré pescadores de hombre. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Los mismo hacen Santiago y su hermano Juan. Jesús los llamó y ello dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcha ron con él.
 

Nuestra respuesta.

Cristo y la Iglesia necesitan cristianos fuertes. Hombres y mujeres que perseveran en la gracia de Dios. Entonces seremos capaces de ser fieles al proyecto de Dios sobre cada uno de nosotros. Habremos captado el mensaje de la Palabra de Dios que nos invita a vivir en estado de conversión. Si los bautizados vivimos en gracia de Dios, podemos transformar el mundo y convertirnos en constructores de la nueva civilización en la Verdad y el Amor.
 

Invocación mariana.

Santa María: Tú nos dices: Haced lo que El os diga. Nos marcas el camino de la conversión, y consecuentemente, el de la fidelidad a Cristo en la Iglesia. Madre: alcánzanos las gracias que necesitamos para vivir en actitud de conversión y ser fieles al proyecto de amor que Dios Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo, tiene sobre nosotros.

        
 


 

 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.