DOMINGO 2º DE NAVIDAD
 

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 



MEDITACIONES

 

SEGUNDO DOMINGO
DESPUÉS DE NAVIDAD
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Alabanza y acción de gracias.
 

La Liturgia de la Palabra nos invita a reconocer la Sabiduría de Dios, a bendecir su plan sobre nosotros y su manifestación en Cristo Redentor. Con María, alabamos y bendecimos al Señor.

 

PRIMERA LECTURA. Sir.24, 1-4. 12-16.
 

La Sabiduría de Dios.

La Sabiduría de Dios resplandece en sus obras. Se manifiesta en el Cielo. Los ángeles la reconocen eternamente: “Digno eres, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apoc. 4, 11).

Se manifiesta en su pueblo. Lo libra de la esclavitud de los egipcios, lo guía, lo alimenta, lo libra de todo mal. A través de alianzas progresivas le va descubriendo la alianza definitiva que se realizará en Cristo.
 

La Sabiduría de Dios es eterna.

No tiene principio ni fin: “Desde el principio, antes de los siglos me creó, y no cesaré jamás".

Responde a un decreto divino del "Creador del Universo, y es culto eterno a la misma Sabiduría de Dios.
 

La Sabiduría de Dios es fecunda.

El pueblo escogido participa de ella para hacerla fructificar en sus obras, para heredarla y transmitirla, para manifestar su poder, para convertirse "en un pueblo glorioso".

 

SEGUNDA LECTURA. Ef. l, 3-6. 15-18.
 

Acción de gracias por la Sabiduría de Dios.

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales, en el cielo".

Damos gracias a Dios Padre que nos ha bendecido en Cristo por obra del Espíritu Santo. Es la obra de la Redención, manifestación de la infinita Sabiduría de Dios que ofrece la solución al problema del pecado original y consecuentemente de los pecados personales.

                Damos  gracias a la Sabiduría de Dios.

         Porque nos ha bendecido en Cristo, esto es, nos ha consagrado con el don de la gracia santificante que perdona el pecado y nos hace partícipes de la Sabiduría divina.

 

TERCERA LECTURA. Jo. 1-18

      La Sabiduría del Padre es el Verbo, la segunda Persona de la Stma. Trinidad, Dios como el Padre. El Verbo es la Inteligencia, infinitamente perfecta, que procede del Padre.  Por eso, es la Palabra eterna que está junto a Dios, que es Dios.  Desglosemos algunas de esas verdades:

          La Sabiduría es Palabra creadora : "Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho". La Sabiduría es Palabra portadora de vida sobrenatural, y es Palabra que  ilumina porque disipa las tinieblas del pecado y nos marca el camino de la salvación.

          Es la Sabiduría-Palabra  que acampó entre nosotros. Es Jesucristo que da su misma vida, la que se desborda en plenitud de comunicación amorosa.

          Y todo eso, para hacernos hijos adoptivos de Dios. Sin embargo, muchos no le recibieron  "Pero a cuantos le recibieron, les da el poder de ser hijos de Dios, si creen en su nombre".  Somos los nacidos de Dios.

          Un apunte final: en ese cuadro de gracias, ¿podremos olvidar que la Virgen-Madre es otra obra maravillosa de la Sabiduría divina?  Ella es templo vivo que alberga la prodigiosa obra-misterio de la Encarnación del Verbo.

          María es, por eso mismo, Madre de la Sabiduría, la Madre-Virgen que, por obra del Espíritu Santo, ofrece su cuerpo a la formación de la naturaleza humana de Cristo.

          Alabemos, pues, con María, y bendigamos a la Sabiduría de Dios; abramos el corazón a la Palabra de la Sabiduría y comprometámonos a vivir según sus exigencias.

 
     
 


 




 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.