EL ADVIENTO CON MARÍA
Domingo de Adviento

CICLO C

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 


MEDITACIONES

 

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

CICLO C

Meditamos los misterios gozosos del Rosario. La Virgen María nos marca el camino del Adviento: cómo preparar la venida del Señor, cómo acogerlo en nuestra vida, cómo darlo a conocer...

 

PRIMERA LECTURA. Baruc 5, 1-9.

El anuncio profético de la venida.

Dios mostrará el esplendor de Jerusalén a todos. Vendrá para blancos, negros, ricos, pobres... y mostrará el esplendor de la Jerusalén redimida.

Dios vendrá para nosotros, para todos. Si lo acogemos, seremos los redimidos, capaces de mostrar el esplendor de la gloria de Dios. Los redimidos seremos transparencia de Dios.
 

Dios nos dará un traje de gala.

Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y viste las galas perpetuas de la gloria que Dios te da.

La venida del Salvador hará posible que nos podamos despojar del pecado y vestir la vestidura de la gracia que nos introducirá en la comunión trinitaria.
 

Dios nos dará un nombre nuevo.

Dios te dará un nombre para siempre. Será el nombre de redimido, esto es, santo por el don de la gracia que nos hará partícipes de la naturaleza divina, hijos adoptivos de Dios y herederos del Cielo. Santo.
 

Dios se acuerda de nosotros.

Dios se acuerda de ti. Dios Padre nos tiende la mano en Cristo por obra del Espíritu. Nos agarramos fuerte a Cristo.
 

Dios nos guiará a la luz de la gloria.

Dios guiará a Israel entre fiestas, a la luz de su gloria. Nosotros nos dejamos guiar por Dios que nos ofrece la fuerza de su Espíritu.
 


 

Invocación Mariana.

Santa María del Adviento, amorosamente dócil al plan de Dios que sabes esperar, acoger y mostrar el misterio del Salvador. Enséñanos a vivir gozosos en la esperanza, disponibles a la acogida y solícitos para dar testimonio de la Redención.

 

SEGUNDA LECTURA. Filipenses 1, 4-6. 8-11.

Preparar el corazón.

Hemos de preparar la venida del Señor creciendo en el amor y apreciando los valores cristianos: Así llegaréis al día del Señor limpios e irreprochables.
 

Creciendo en el amor.

La primera condición para preparar la venida del Señor es creces en el amor a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Es lo primero y lo más importante (Cf. Mt. 22,36).
 

Apreciando los valores del espíritu.

Hemos de apreciar los valores del espíritu. Apreciamos los valores del espíritu cuando nos convertimos del pecado y perseveramos en la vida de la gracia santificante. Para ello, frecuentamos los sacramentos, especialmente la Reconciliación y la Eucaristía, practicamos las virtudes sobrenaturales, hacemos oración, nos encomendamos a la Virgen, también con el rezo del Rosario. Entonces, será Navidad en nuestros corazones.
 

Invocación mariana.

Santa María: Madre del amor sin límites a tu Hijo y a todos los hombres. Enséñanos a crecer en el amor a Dios y al prójimo y a perseverar en la vida de la gracia para acoger el misterio de la Redención.

 

TERCERA LECTURA. San Lucas 3, 1-6.

La predicación del Bautista.

San Juan Bautista nos invita a preparar el camino del Señor allanando los montes, enderezando lo torcido... O sea, a quitar el obstáculo del pecado para hacer sitio al Redentor.

Consecuentemente, somos invitados a la reconciliación: reconciliarnos con Dios y con los hermanos... El Adviento es tiempo propicio para valorar el Sacramento de la Reconciliación.
 

Nuestra respuesta.

Por lo tanto, vivamos el Adviento acogiendo -meditando- la palabra de Cristo en el Evangelio. Que el Evangelio sea nuestro programa de vida.

Tratemos de adherirnos integralmente a Cristo: es urgente. Ayer como hoy, Jesucristo es el mismo, y lo será siempre (Cf. Heb.13,8).

Seamos hombres de buena voluntad para ser depositarios de la paz verdadera que nos será ofrecida la Noche de Navidad. (Cf. Lc.2,1­4).
 

Invocación mariana.

Santa María de la Esperanza: en ti no hay obstáculos para acoger a Cristo porque eres la Inmaculada Concepción. Tú que eres prototipo de preparación para la venida del Salvador, enséñanos a enderezar lo torcido en nuestros corazones para que tu Hijo tome posesión de ellos la Noche de la Navidad.

 


          



 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.